
PARABOLA DE LA BICI II
PARABOLA DE LA BICI II
Sin importar la ideología que tengas , la forma en la que podemos ver el presente evocando circunstancias pasadas, es lo que hace pensar y reflexionar sobre el futuro.
Participé en un evento ciclista, en el que había que salir a las 8am de un punto y recorrer 35 kms dentro de terracería, lodo, piedras, subidas, bajadas, riscos, hojas y con una temperatura de más de 25 grados, y también, una buena cantidad de sol a cuestas. Si agregamos que mis 94 kgs no ayudan mucho ya que la gravedad no se anda con rodeos. Si lo vemos así, contado como lo cuento, muchas personas podrían pensar que no es algo que harían ellos o que tal vez harían. Sin duda, no muchos se levantarían un domingo a las 5am para llegar a enfrentar este escenario desde las 8am.
Bueno, la intensión de este escrito no es la de quejarme de esto, muy por el contrario. En mi situación particular, representó un enfrentamiento directo con mis miedos y pánico a que algo saliera mal. Complemento. Hace mucho tiempo, estos eventos que llamamos los ciclistas “retos, salidas o paseos ciclistas”, eran algo que podría decir era cotidiano, 30kms, 40, 50, 60, 70, montaña, pavimento lo que fuera. Era emocionante y siempre retador, divertido, una forma de respirar de la rutina y sentir que se logra algo más que resultados en mi trabajo.
Esto era mío, algo personal, ego puro, un sentimiento de soledad acompañado de éxito, en fin, una sonrisa para recordar siempre. Lo cuento y describo porque un día cambió todo, y desafortunadamente sufrí una hernia discal (5to y sacro) para los que saben, conocen o lo han sentido, sabrán que duele mucho. Ese día dejé de caminar y estuve en cama como 30 días, hasta resolver la situación. Estando acostado no dolía. Asi que mi vida se paró, no podía ir a comer con mis hijos, irlos a dejar a la escuela o subir a mi habitación para descansar con mi esposa. Ahora que lo escribo es duro (lo sé porque se me escapó una lagrima hace rato). La vida tenía que darme una lección de que algo no estaba haciendo bien y así era. Entre otras cosas daba por sentado mucho ¿saben? Como la salud, la energía, vitalidad, fuerza, coraje. Que en efecto si tengo, pero era diferente; se sentía en retrospectiva como algo no valorado, solo algo que estaba ahí en combo. Aprendí que hay que agradecer de verdad no solo decirlo, si no sentirlo. Hoy por ejemplo, contemplo a mis hijos, a mi esposa, y siento cada cosa más y sí, soy más sensible, claro que sí. Porque hoy puedo sentir el agradecimiento infinito con Dios, porque me ha dejado sentir un domingo a la 5am para ir y sufrir y esforzarme y lograrlo al fin en Bicicleta. ¡Me hacía tanta falta! Mi compañera, mi almohada para pensar, mi podio, mi escape, ah y claro, el mejor doctor que me mantiene fuerte y sano.
Lo que sí es cierto, es que la bicicleta es celosa y cobra factura si no sales te la cobra caro. ¿Y si lo llevo a mi día a día? Mi vida es un estado de hacer y hacer todos los días y si decido no hacerlo está bien, pero las consecuencias también cobran facturas. Así que si lo comparo con la bici, creo que puedo deducir que la disciplina es algo que también te da la bici, hay que encontrar lo divertido, lo exigente que puede ser emocionante, lo social que puede ser también. La bici te hace conocer personas realmente increíbles que están más avanzadas en temas de aprendizaje de vida y que nos enseñan sin querer, convirtiéndose en mentores de vida de una forma chusca e interesante. Rescato esto porque cuando los escuchas hablar hay un atisbo de sueños que se asoman, y que te dicen cosas como, por ejemplo, qué vitalidad tiene este hombre de 65 años y cuántos proyectos, pero también con qué orgullo cuenta cosas de sus hijos, nietos…parece de película. ¿Y si lo llevo a mi día a día? y, ¿si los sueños que puedo generar complementan a lo que ya traigo de cuna? ¿Si le doy forma? A la interrogante de si podré hacerlo yo también. Sea lo que sea. Y aquí, la respuesta es SÍ también.
A partir de la bici he pensado varias cosas que se moldean, y sin querer se vuelven metas y se cumplen con lo que observé en la bici. Cuando la interrumpí en mi vida, tal vez no veía tan claramente como ahora, pero sí sé que sentí un gran vacío que debía callar y seguir adelante. Aún ahí en medio de ese dolor, sin expresión, sentí que la bici estaba ahí porque la disciplina no me abandonó, no se fue, al contrario, me mantuvo firme y fuerte. Solo volví más lento, bajé el ritmo, mi cadencia y todo para concentrarme en lo realmente urgente, YO. Me abandoné a mí mismo para pensar y convertirme en otra persona. Una que conserva un amor que te da y te enseña. La bicicleta es la que puede darnos siempre una lección si ponemos atención. Ahora ya no estoy solo con ese vacío y dolor, hoy sé que puedo salir y vivir y sentirme pleno y consciente del presente y de lo que tengo porque agradecer. ¡La bici también te enseña a no quedarte ahí, claro! Hay mucho que aprender, debes subir mejor, concentrarte en los indicadores, mantener ritmo, fuerza, pasión porque si te estancas solo pedaleas en un patio y créeme, no quieres eso. Quieres salir, disfrutar, sentir ese sentimiento y sensación de logro, ¿no? Así que, si lo llevo a mi día a día también debo salir de este círculo de confort tan famoso y prepararme más y entender y aplicar para explorar más. Hoy hay que ser más, más preparados, mejores personas, mejor padre, hermano, hijo, amigo, vecino etc.…
Esto también me lo saque de la bici. Y cuánto falta por aprender ¿verdad? Creo que mucho y ahora sé, que solo se trata de poner atención y seguir adelante y respirar, y seguir. Hay un camino largo allá afuera, con piedras, resbaloso, enlodado, desagradable, frío, húmedo, saleado, casi insoportable y lleno de muchos baches que recorrer; pero desde adentro te digo, vale la pena, lo vale al 100. Sentirse vivo es lo mejor, saber que puedes ¡es lo mejor! y caminar con la certeza de que puedes realmente es la cúspide. Esto se puede enseñar también. Así que, la bici también ofrece conocimientos transferibles y muchos receptores beneficiados.
Cada uno tendrá su amor, su deporte, su mentor, su fuente así que lo que trato de decir es que, hay una cosa que aprender cada día y a veces en soledad aprendes mucho y se vuelve mejor si lo aplicas y lo demuestras y lo sientes. Te vuelves casi en un invencible. Vives más tranquilo, sabes de pausas, conoces de metas, te alimentas de viento, sudor y lágrimas para al final, ver salir el sol y seguir y seguir. ¿Cuántos escapes vemos hoy que son lo contrario?. Se resumen en que lejos de hacerte mejor, te matan. Por esto y más mucho más, la bici podrá ser un pretexto que me inventé, pero en mi caso lo extrañaba tanto que siento que empiezo de nuevo y me emociona. Ahora voy a mi ritmo porque sé que lo que quiero es grande, así que tomará algún tiempo y sé que estoy preparado. Ahí voy, con todo, sin miedo para subirme de nuevo al tren y disfrutar diferente.